Una cita obligada en Granada es la visita al Sacromonte y, en particular, a la Cueva de los Tarantos.
Esta cueva fue fundada en 1972 y, gracias a la calidad de su espectáculo, perdura como un lugar especial para disfrutar la zambra flamenca.
El lugar está ambientado con fotos, pinturas y accesorios que remiten a la esencia gitana.
Los Tarantos ofrecen un espectáculo de baile, canto y toque que deleita a los visitantes, quienes se van con la sensibilidad a flor de piel.
El lugar se inunda de colorido, sentimiento y pasión gitana.
El Sacromonte está ubicado a la entrada del Albaycín (barrio reconocido por la UNESCO como patrimonio histórico de la humanidad).
El ómnibus nos dejó en la Plaza Nueva, seguimos la Carrera del Darro y luego el Paseo de los Tristes.
Subimos la Cuesta del Chapiz, a pie, ya que es imposible ingresar con vehículo por sus calles estrechas, y llegamos al Sacromonte que es el tradicional arrabal de los gitanos granadinos.
Sus calles empedradas te hacen recordar a la Ciudad Vieja en Montevideo o a Colonia del Sacramento, Uruguay, aunque están más traqueteadas.
Fotos tomadas con mi cámara Sony TX20, el 5 de octubre de 2014.